martes, 22 de noviembre de 2011

Musicalmente hablando.

Los años pasan, uno crece, experimenta y cambia. La vida puede ser duradera como algo efímero. Todo aquello que la compone es intermitente, pasajero. Estar triste, feliz, cambiar de rumbo como si anteriores nunca hubieran pasado. Dar vueltas, gritar, enredarse en el éxtasis del flash. Las melodías suaves, vibraciones repercuten en los rincones de tu mente. Impulsos nerviosos recorren tu cuerpo del cerebro hasta la punta de los pies, de pronto estás en otro mundo. Sentir magia en cada acorde y la piel herizarse de estrofa a estrofa. Un Si bemol no es un La sostenido aunque eso digan. Todo es tan increíble pero tan real, la música llena y completa. La música, esa que te acompaña siempre, la que gira al rededor de miles de almas, con luz propia, más fuerte que el sol y deja brillo y lentejuelas a su paso. Mi forma de vida es música. Por si no quedo claro.

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