martes, 22 de noviembre de 2011

La esencia.

Sentís mis manos? Su tacto es frío, como el de antes. La yema de mis largos dedos juega a recorrer la anatomía de un cualquier poco conocido, suave y lentamente, hasta conocer sus facciones. Mi nariz? Es pequeña y redondeada, olfatea cual cachorro de cuarenta días desorientado en casa nueva, los olores nuevos, las nuevas presencias hasta guardar cada aroma en mi memoria. Y mis labios finos, cautelosos, degustan con delicadeza cada beso dado. Mis ojos no solo ven, se conectan con mi sentir, entienden todo lo que ven y lo interpretan, explican a mi mente lo que es cada emoción. Escucho, detenidamente los sonidos que la naturaleza misma me brinda, los ruidos caseros, una pava hervir, una puerta crujir, el sufrir de una manzana al ser mordida. Perceptivos, sensibles, comprensivos, delicados. Mi cintura, disfruta de sus curvas firmes, un contorno adaptable a cualquier mujer, mi ombligo sorprendido con constancia. Mis piernas no tan estrechas como esperaría pero sin embargo resistentes, compañeras de largos viajes sin destino con el que esté dispuesto. Percibo un leve 'crick', de mi tobillo dañado hace años, cada distanciados pasos. Qué con mis pies? Son raros, sí. Estilizados, angostos pero cortos, de dedos largos hasta lo extraño, y aun así amoldables, con ciertos quereres indiscutibles. Mi anatomía no es muy extensa ni muy escasa, mi peso está cerca de lo adecuado. No soy perfecta, lo sé. Pero creo no alejarme tanto de algo al menos una pizca deseable. Me agrado che, a veces.


A mi me parecen simpáticos, que se yo.

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