martes, 22 de noviembre de 2011

Ausencias.


De amores suicidas y corazones rotos. 
La historia de mi vida, un vacío existencial.
Volví a sentir el frío que te trajo a mí.
Hagamos algo con este dolor que me agujerea el alma, porque sola yo no puedo y nadie quiere ayudarme. Es que en la noche el corazón bombea sangre a mil por hora y mientras cascadas de agua salada resbalan por mi mejilla hasta mi almohada, alguien, tal vez, piensa en mí. Gritos, más llanto en la mañana, soñarlo ya no es sueño sino espanto, despertar y que no haya nadie al lado. No me gusta esta vida si no es su vida y la vivimos juntos. Ya no brillo, ya no doy calor, ya no tengo a quién hacer feliz cada tarde. No bailo más, no canto, mi voz se fue con vos y no quiere volver, lo digo en serio. El cielo también llora, día por medio, tal vez dos. Me recuerda a que era feliz con melodías de lluvia, cuando tenía con quién tararear. Hoy las plazas están vacías y los bancos clausurados, no hay trapecio tentador que valga la pena trepar, nada lleva a ningún lado si no estás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario