martes, 22 de noviembre de 2011

A house is not a home-

La re putísima madre, estoy harta. Ya no aguanto más un segundo acá adentro. Cualquier cosa que hago o dejo de hacer está mal. Lo que hago por los demás, lo que hago bien, lo que hago sin que me lo pidan, ni siquiera lo notan, ni siquiera un patético gracias, me tienen cansada. No quiero más vivir así, no soporto estar bajo el mando de gente que no le importa mi estado emocional hasta que estoy al borde del colapso y se cree que con un par de tenés razón o te dejo hacer tal cosa, se arreglan quince años de amargura y de una constante vivencia abrumadora. Hoy es sábado catorce de mayo, hace más de treinta horas que no duermo, tuve una noche increíble con mis amigos y en menos de tres horas de estar en mi casa, ya me arruinaron el fin de semana. Me cansó esto de ser un cero izquierdo en lo importante y el blanco de todas las quejas y reproches. No soy perfecta, no soy extraordinaria, soy un ser humano, con mis vueltas, mis rayes y mis incoherencias, pero un ser humano al fin, y tengo tanto derecho a estar estresada como cualquier otro en esta casa; de hecho lo estoy y bastante. Si me dieran la opción de irme a la mierda, si eso fuera posible, si las cosas fueran tan simples, juro por Cristo, Buda, Zeus y Alá que ya hubiera desaparecido y no hubiera dado señal de vida en unos cuantos meses. Empiezo a pensar que en el único lugar donde me enseñaron a detestar es en mi propio "hogar", odiar por el momento me sigue pareciendo demasiado, pero todo esto es penoso; voy a replantearme el concepto de familia porque acá las cosas no me están cerrando y esto no funciona así.

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