martes, 22 de noviembre de 2011
Cambios.
Uno cuando es pequeño siente que los sueños más complejos son tan simples de alcanzar como decir que 1 y 1 es 2. Cuando uno es aun un niño conserva la fe, es crédulo e ingenuo. Con los años se aprende que la vida no es tan fácil como pintar con crayones las paredes de tu casa o tomar la chocolatada a las 5 en punto mirando Pokemon. Es frustrante no poder guardar lo mejor de la infancia, no poder sentir que esas cosas que queremos llegar a ser, esas cosas que queremos conocer, que queremos vivir están tan lejos de nuestro alcance, y caer en ese estado de 'qué más da' tan detestable. Me enfurece saber que hay gente que pierde la esperanza de algún día cumplir sus sueños, conseguir que esos deseos que siempre tuviste se hagan realidad, no es tan difícil. Sólo se necesita un poco de esfuerzo, perseverar y así triunfar (já). Igual me gustaba ser una niñita, sin preocupaciones, yendo al jardín a jugar con mis amiguitos. Dios mío, no quiero ser adolecente.
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