martes, 22 de noviembre de 2011

No brilla el sol todos los días.

Cuando estás feliz las cosas te salen bien. Cuando estás feliz la vida tiene un tinte fucsia que extasía. Feliz, es un estado de ánimo que se alcanza y se sostiene por cosas muy puntuales, feliz se está, sólo si uno se propone estarlo y no deja que nada acabe con su buena disposición. Pero, ¿Qué pasa cuando algo se interpone entre lo que te hace feliz y vos? ¿Qué pasa si lo que te hace feliz no es suficiente para mantenerte constantemente en tal pedestal de armonía, porque no está a tu lado? Uno no puede vivir aferrado a ciertas cosas por más que quiera y lo intente, y es así como se empieza a sentir la filtración de algunas pequeñas negativas. De todas formas no hay cosa que desees más que estar cerca de ese alguien o algo que te hace tan bien, y es difícil permanecer bien todo el tiempo, porque cuando estás con esa persona, no importa lo mal que vayan las cosas, tu corazón está conforme y tranquilo de vivir esta vida. Cuando estás lejos, te volvés susceptible a cualquier problema de cualquier índole, y sólo te salva y te hace seguir adelante saber que hay alguien en algún lado que necesita que seas fuerte, que necesita que sigas en pie igual que vos necesitás de ese alguien, igual que vos necesitás saber que está bien. Es complicado llevar adelante ciertas cosas cuando uno no tiene apoyo más que moral, ya de por sí todo es más fácil de a dos, con un poco de ayuda. La realidad es que la vida no es nada simple, pero es sólo un rato y ya, y hay que aprender a disfrutarla incluso con sus disturbios. A fin de cuentas, incluso en un día soleado se necesita un poco de lluvia, para poder ver el arcoiris.

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