viernes, 27 de enero de 2012

Y soñé pasiones locas con vos.

Anoche fue una noche extraña de esas que te dejan pensando a la mañana siguiente. Anoche tuve una de esos momentos donde decidís que se acabó tu vida y te vas a dormir con cara larga y el alma fría. Anoche vi una película, una de esas películas que no te dicen nada pero te dicen todo, de esas simples donde se refleja tu posible realidad. Bah, realidad dentro de su relatividad. Anoche soñé, y eso ya es extraño porque hace tiempo que no soñaba; pero no sólo soñé, sino que tuve dos sueños en la misma noche. Acostumbro no recordar con claridad, o simplemente no recordar los sueños y atormentarme con cada detalle de una pesadilla. Anoche fue distinto, porque soñé con él y lo recuerdo todo. No voy a decir quién es él ni cómo es, tampoco es que le diga él como si fuera único o especial, porque no es alguien importante. Últimamente mi él tiene tantas personas ocultas detrás que ya es indiferente. Distinto es cuando te hablo a vos. Pero volviendo al punto, soñé con un él. Un poco debo admitir que es un él en el que pienso bastante, pero del que no hablo demasiado y al que le quito peso si lo hago. El sueño era extraño y poco real, salvo en el diálogo que parecía totalmente auténtico. Su fuerza era ridícula y me hacía sentir increíble, él me hacía sentir deseable, porque claro, era solo un sueño. Era todo casual pero semi premeditado, como de esperarse. El caso es que él me poseía por completo, y yo estaba en mi mejor momento. Por el tiempo que duró ese sueño sentí que ahí es a dónde pertenecía, contra la pared amoldada a su torso desnudo. Soñé pasiones locas con él y sí, lo disfruté. El sueño se desencadenó de la mejor manera pero en algún momento algo pasó y el amanecer con cosquillas en la punta de los dedos me fue imposible. Se armó un vacío, y seguido a esto un sueño recurrente. Recurrente porque sé que lo sueño miles de veces desde hace ya mucho tiempo, pero esta vez fue diferente porque lo único que supe sobre ese sueño en la mañana fue que ya lo había soñado y que no era uno bueno porque me desperté asutada y sin aliento. No recuerdo nada del sueño, nada en absoluto. No sé con qué tenía que ver ni por qué lo soñé pero le tengo odio y si lo sigo soñando voy a presentar una causa contra mi cerebro tóxico y arruinado.