jueves, 18 de abril de 2013

Una sensación lejana.


Dejaste de ser imposible para volverte efímero y triste, como un sueño que dura hasta que suena el rutinario despertador.

Más tiempo pasé con vos, más grabé tus mañas en mi mente, y más tiempo quise tu cama y vos al lado mío. A duras y malas te fui conociendo y aunque lastima, aun así admiro cómo sangro. Ahora sé cómo mirás cuando buscás con deseo, me conozco tu media sonrisa de memoria. Sé que te sentás semi-encorvado y me sonrío cuando te agarras la cara sorprendido. Aprendí cómo te gusta el café, que preferís las avellanas antes que la nuez y que los excesos te hacen vivir más fuerte. Ya no sos lo que yo pensaba, o quería que fueras, ahora sos el vos que siempre fuiste mientras yo exploraba maravillada. El que me robó noches de recorrido y conquista, el que me enseñó los secretos del condimento de la vida. Ya no consigo engañar a tu filtro, siempre sabes lo que pasa. Y hablo sin parar de cosas que con vos no importan, o me quedo callada. No existe ese híbrido que denominan normalidad. Aunque me esforzara por simular calma y tranquilidad al hablar, como vos yo también podría mirarte a los ojos y desearte en silencio, mientras aguanto las ganas de partirte la boca. Me quemaría en el centro, pero no se escaparía ni un grito.

La idea de lo frecuente no alcanza, no funciona con un ser tan impulsivo e inconstante como vos. Tu memoria es frágil y particular, la mía ignora mi bienestar mental y me recuerda de vez en cuando la linea de tu espalda, lo oscuro de tus ojos y el brillo que te baña cuando estoy mirando. Pero no importa porque otra vez estás distante, se volvió imposible una vez más tenerte cerca. Incluso ya no te pienso tanto, porque a veces mi cabeza se divide en habitaciones y siempre estás en alguna de las contiguas, eso está bien. Pero a veces, tengo ganas de patear la pared que nos separa con toda mi fuerza para darte un abrazo y escuchar que me digas como siempre que todo va a estar bien. Y a veces también, siento que no te importa nada de mí. Entonces es cuando más duele.

sábado, 6 de abril de 2013

Me robé tu picador.

En el piso los VHS, las plantas al lado del balcón, las cajas de cigarrillos por todos lados, las fotos y dibujos de las paredes haciéndome sentir que alguien entiende, haciéndome sentir en un lugar como un hogar, y el sonido que declara actividad en alguna habitación contigua, donde estás vos.
Estás cerca, siempre estás cerca y eso me deja tranquila. Siempre me hiciste bien. Por siempre me vas a hacer tan bien.