martes, 22 de noviembre de 2011

Mi modus operandi.

Respuestas erróneas a preguntas que aun no tienen tal respuesta. Dudas existenciales, temores y algo de pánico. La auto reflexión es (debería ser) un método útil para ayudarse a uno mismo a comprender y aceptar ciertas cosas o desmentir otras. Para el caso no entiendo cómo entonces, entre más pienso, más me hundo en las mismas inexplicables y en mi depresión prefabricada. Así también suelo convivir con la auto crítica, la cual es mi fuerte, mi forma de demostrar el odio propio y mi método de destrucción. Juego con mi imagen por simple desinterés hacia el pensamiento de los ajenos sobre mí, soy desarreglada, desprolija, hasta extraña, pero porque simplemente me gusta ser así y me hace feliz (o un poco menos infeliz), así es como llegué a ser un poco más yo y un poco menos gente. Odio lo rutinario, lo simétrico, la conformidad. Me agrada vivir una vida abstracta donde nunca sé qué pueda llegar a pasar pero ruego a la vida que sea bueno. Por otra parte, a veces creo que hay etapas de esta supervivencia que están puestas en el camino de cada uno, pura y exclusivamente para sufrir o pasarla mal. Experiencias propias, tanto antiguas como actuales, me dan a entender que la adolescencia es un período que se disfruta o se pierde, y no vuelve. Uno se revela, se acomoda o se desvía y estanca. También considero que hay algunos individuos que actúan como obstáculos en los caminos por andar. Siempre causando frustración, siempre jugándonos malas pasadas permanentes. Hay situaciones especiales y entendibles, y otras que sólo causan ganas de cometer múltiples asesinatos. Estoy cansada de mi entorno interno, del cotidiano, del de todos los fucking días. Estoy harta de las limitaciones absurdas, de los problemas ajenos que se vuelven propios sin causa, de los gritos, las peleas, la falsedad. Quiero salir de acá, no soporto el aire denso que se respira en este ambiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario