lunes, 29 de octubre de 2012
Estar perdida.
¿Qué es estar perdido? Vamos a basar esta confesión principalmente en un concepto real y buscar la definición de tal palabra.
Al ser un término tan común y utilizado en miles de situaciones abarca muchos significados, vamos con algunos.
Perdido, -da adj.
1. Que no tiene o no lleva un destino determinado.
2. Estar perdido. No tener escapatoria ni salida en una situación comprometida.
3. Estar perdido por una persona o cosa.
4. Que está muy lejos.
No es por nada pero podría hacer una charla argumentativa de por qué el título de perdida me calza perfecto.
Analizando ejemplo por ejemplo voy a plantear mi situación actual, que sos vos.
Sí, sos toda una situación en este momento de mi vida, podés sentirte poderoso si querés.
1. Una de mis películas favoritas es My sassy girl, una comedia romántica bastante dramática donde la protagonista es una conflictuadita y está bastante arruinada psicológica y sentimentalmente... Supongo que por eso es mi película favorita. En una escena ella habla con un hombre que está a punto de suicidarse, y le plantea lo siguiente: Algunos de nosotros estamos hechos para sufrir. Algunos de nosotros, estamos hechos para creer que tenemos este tipo de "destino" y que nos tiene estancados. Pero tenemos que permanecer vivos, porque tenemos que saber como termina la historia. Cierto, fuerte. Acá estoy, acá estamos muchos de nosotros, parados en medio de la vida soñando y esperando que las cosas alguna vez salgan como a nosotros nos gustaría, estancados en una especie de "destino" sin saber para dónde arrancar. Nos imaginamos todos los caminos existentes que podríamos seguir y cómo terminaría cada caso. Nos disputamos entre ellos hasta finalmente decidir qué hacer o en su defecto, no hacer nada. Nos quemamos la cabeza pensando y pensando en vano porque de todas formas en el fondo sostenemos que todos los caminos llevan a lo mismo, que no va a funcionar, que estamos perdidos.
2. Nunca supe cómo hacer para escapar de las cosas, es algo que no aprendí jamás. Cuando es medianamente ajeno a mí y me cansa, me molesta o me agobia, simplemente lo ignoro, hago caso omiso a su existencia y lo almaceno en algún recóndito rincón de mi cabeza hasta que en un ataque de "ya no puedo más con mi vida" sale a la luz todo junto y de repente que hubiera un apocalipsis en ese mismo instante no sería una opción tan trágica. Bueno, no importa, porque ahora es diferente. Ahora no puedo ignorar nada porque esta situación es sólo mía, la vivo yo, y juro que intenté unas cuantas veces pero no es posible ignorar tu propia vida. No tengo escapatoria ni salida de esta situación. No puedo escaparme de vos y ni siquiera me estás persiguiendo, que es la peor parte. Lo que daría yo por que te confundas y pienses en mi un ratito, pero tenés cosas más importantes en qué pensar, o más bien tenés alguien más importante en quién pensar. Para vos no soy siquiera un problema que necesite solución, mientras que vos sos mi ecuación y yo soy la X, que está siendo despejada.
3. Que alguien me devuelva el sentido común, porque lo perdí. Tendría que haberme dado cuenta desde un principio que esto no iba a funcionar, que como siempre iba a ser yo la que se enganchara, que mis caprichos se vuelven corazones y que me enredo de pies a cabeza. La parte más difícil es aceptar que a pesar de haber llegado a cierto punto, ambos sabíamos que no iba a ir más allá. Yo sabía en lo que me metía, yo sabía que todavía la amabas, pero no me importó. En realidad no creí que me fuera a importar más adelante, porque supuse que iba a morir ahí. Acá estamos, vos seguís muerto por ella, darías tu vida por volverla a tener, y yo acá. Yo acá esperando que por un milagro del cielo, te encuentres extrañándome y me mandes un mensaje. Pero esas cosas ya no pasan, un día aparecés y al otro desaparecés como si nada, constantemente, y nunca sé qué pensar. Tengo mis ideas claras, pero estoy confundida. Estoy perdida. ¿Qué es estar perdido? Bueno, al parecer es tantas cosas. Estar perdido por alguien o algo. Alguien o algo. Alguien. Vos. Estar perdido por alguien es estar como yo ahora, con vos. Estar perdida por vos es que seas lo primero que pienso a la mañana, es pensar que tengo que ganarle al sueño para poder verte un rato en un pasillo. Estar perdida es abrir y cerrar tu ventana del chat cuando estás conectado, mirar tus fotos de perfil una y mil veces. Estar perdida es leer las cosas que escribís por ella y recordar qué pocas chances tengo. Estar perdida es que nuestros amigos en común eviten el tema cuando hablo de vos, es que no me contestes un mensaje y poder escribir tres guiones con la película que me armé en la cabeza. Estar perdida es abrir nuestra conversación de whatsapp veinticinco veces al día para leer las pelotudeces que dice sin importarme que te aparezca la fecha y la hora de la última vez que lo hice. Estar perdida es tomar el mate cocido sin leche porque me hace acordar más a vos, es recordar cada beso en la frente y que se me escape una lágrima. Estar perdida es quererte incontrolablemente, preocuparme por cada mínima estupidez que me parezca que te hace mal, querer ayudarte y no saber cómo. Estar perdida es extrañar tu voz cuando estás callado, extrañar tu sonrisa cuando estás serio, es esperar que me mires con esa cara "desafiante" que haces siempre y querer que me hables de música por horas y horas. Estar perdida es esto, haber conocido todo lo que no conocía de vos. Y estoy realmente perdida.
4. Me queda por decir nada más lo que ya es obvio, me diste en poco y nada todo lo que yo necesitaba. Debe ser porque ser vos es suficiente, porque me hace feliz tu alegría, tu constante buen humor, o incluso tu mal humor. Lo triste de esta historia es que una vez más, me toca ser la que se conforma. Hoy no tengo claro nada de lo que pensás, pero tengo bien presente que todavía no tengo que bajar los brazos. Creo que es un poco irónico que haya tomado de vos ese principio, y que todavía me imagine preguntándote, ¿lo podemos intentar? con la esperanza de que así sea...pero estoy tan confundida, con tanto miedo de arruinar la amistad que armamos hasta ahora, tan perdida, tan lejos que entristece hasta no tener ganas de cantar.
Al ser un término tan común y utilizado en miles de situaciones abarca muchos significados, vamos con algunos.
Perdido, -da adj.
1. Que no tiene o no lleva un destino determinado.
2. Estar perdido. No tener escapatoria ni salida en una situación comprometida.
3. Estar perdido por una persona o cosa.
4. Que está muy lejos.
No es por nada pero podría hacer una charla argumentativa de por qué el título de perdida me calza perfecto.
Analizando ejemplo por ejemplo voy a plantear mi situación actual, que sos vos.
Sí, sos toda una situación en este momento de mi vida, podés sentirte poderoso si querés.
1. Una de mis películas favoritas es My sassy girl, una comedia romántica bastante dramática donde la protagonista es una conflictuadita y está bastante arruinada psicológica y sentimentalmente... Supongo que por eso es mi película favorita. En una escena ella habla con un hombre que está a punto de suicidarse, y le plantea lo siguiente: Algunos de nosotros estamos hechos para sufrir. Algunos de nosotros, estamos hechos para creer que tenemos este tipo de "destino" y que nos tiene estancados. Pero tenemos que permanecer vivos, porque tenemos que saber como termina la historia. Cierto, fuerte. Acá estoy, acá estamos muchos de nosotros, parados en medio de la vida soñando y esperando que las cosas alguna vez salgan como a nosotros nos gustaría, estancados en una especie de "destino" sin saber para dónde arrancar. Nos imaginamos todos los caminos existentes que podríamos seguir y cómo terminaría cada caso. Nos disputamos entre ellos hasta finalmente decidir qué hacer o en su defecto, no hacer nada. Nos quemamos la cabeza pensando y pensando en vano porque de todas formas en el fondo sostenemos que todos los caminos llevan a lo mismo, que no va a funcionar, que estamos perdidos.
2. Nunca supe cómo hacer para escapar de las cosas, es algo que no aprendí jamás. Cuando es medianamente ajeno a mí y me cansa, me molesta o me agobia, simplemente lo ignoro, hago caso omiso a su existencia y lo almaceno en algún recóndito rincón de mi cabeza hasta que en un ataque de "ya no puedo más con mi vida" sale a la luz todo junto y de repente que hubiera un apocalipsis en ese mismo instante no sería una opción tan trágica. Bueno, no importa, porque ahora es diferente. Ahora no puedo ignorar nada porque esta situación es sólo mía, la vivo yo, y juro que intenté unas cuantas veces pero no es posible ignorar tu propia vida. No tengo escapatoria ni salida de esta situación. No puedo escaparme de vos y ni siquiera me estás persiguiendo, que es la peor parte. Lo que daría yo por que te confundas y pienses en mi un ratito, pero tenés cosas más importantes en qué pensar, o más bien tenés alguien más importante en quién pensar. Para vos no soy siquiera un problema que necesite solución, mientras que vos sos mi ecuación y yo soy la X, que está siendo despejada.
3. Que alguien me devuelva el sentido común, porque lo perdí. Tendría que haberme dado cuenta desde un principio que esto no iba a funcionar, que como siempre iba a ser yo la que se enganchara, que mis caprichos se vuelven corazones y que me enredo de pies a cabeza. La parte más difícil es aceptar que a pesar de haber llegado a cierto punto, ambos sabíamos que no iba a ir más allá. Yo sabía en lo que me metía, yo sabía que todavía la amabas, pero no me importó. En realidad no creí que me fuera a importar más adelante, porque supuse que iba a morir ahí. Acá estamos, vos seguís muerto por ella, darías tu vida por volverla a tener, y yo acá. Yo acá esperando que por un milagro del cielo, te encuentres extrañándome y me mandes un mensaje. Pero esas cosas ya no pasan, un día aparecés y al otro desaparecés como si nada, constantemente, y nunca sé qué pensar. Tengo mis ideas claras, pero estoy confundida. Estoy perdida. ¿Qué es estar perdido? Bueno, al parecer es tantas cosas. Estar perdido por alguien o algo. Alguien o algo. Alguien. Vos. Estar perdido por alguien es estar como yo ahora, con vos. Estar perdida por vos es que seas lo primero que pienso a la mañana, es pensar que tengo que ganarle al sueño para poder verte un rato en un pasillo. Estar perdida es abrir y cerrar tu ventana del chat cuando estás conectado, mirar tus fotos de perfil una y mil veces. Estar perdida es leer las cosas que escribís por ella y recordar qué pocas chances tengo. Estar perdida es que nuestros amigos en común eviten el tema cuando hablo de vos, es que no me contestes un mensaje y poder escribir tres guiones con la película que me armé en la cabeza. Estar perdida es abrir nuestra conversación de whatsapp veinticinco veces al día para leer las pelotudeces que dice sin importarme que te aparezca la fecha y la hora de la última vez que lo hice. Estar perdida es tomar el mate cocido sin leche porque me hace acordar más a vos, es recordar cada beso en la frente y que se me escape una lágrima. Estar perdida es quererte incontrolablemente, preocuparme por cada mínima estupidez que me parezca que te hace mal, querer ayudarte y no saber cómo. Estar perdida es extrañar tu voz cuando estás callado, extrañar tu sonrisa cuando estás serio, es esperar que me mires con esa cara "desafiante" que haces siempre y querer que me hables de música por horas y horas. Estar perdida es esto, haber conocido todo lo que no conocía de vos. Y estoy realmente perdida.
4. Me queda por decir nada más lo que ya es obvio, me diste en poco y nada todo lo que yo necesitaba. Debe ser porque ser vos es suficiente, porque me hace feliz tu alegría, tu constante buen humor, o incluso tu mal humor. Lo triste de esta historia es que una vez más, me toca ser la que se conforma. Hoy no tengo claro nada de lo que pensás, pero tengo bien presente que todavía no tengo que bajar los brazos. Creo que es un poco irónico que haya tomado de vos ese principio, y que todavía me imagine preguntándote, ¿lo podemos intentar? con la esperanza de que así sea...pero estoy tan confundida, con tanto miedo de arruinar la amistad que armamos hasta ahora, tan perdida, tan lejos que entristece hasta no tener ganas de cantar.
jueves, 20 de septiembre de 2012
Que aparezcas.
No sé si hoy, pero ¿me vas a querer? No tengo la fuerza para
seguir intentado cosas que de antemano sé que van a fracasar y tampoco creo que
pueda aguantar esa sensación de corazón partido que siempre quise que me
enseñen a sentir, como un simple acto de masoquismo, o en un modo no egoísta
con el mundo, para saber cómo se siente eso que todos alguna vez sintieron y
yo, no sé por qué, no. Sinceramente ya no tengo fuerza ni tampoco sé si tengo
valor para encarar nada, entonces realmente necesito saber si vale la pena,
sabiendo que a la larga o a la corta se va a terminar, pero que no voy a
arrepentirme. No puedo pedirte demasiado, no pretendo que seas un príncipe de
películas porque sé que esas cosas no existen, y tampoco podría retribuirlo. No
puedo pedirte que mi vida cambie radicalmente para bien a partir de tu llegada
ni que todos mis problemas desaparezcan por arte de magia porque no sos un mago
ni tenés la receta para la felicidad. Tampoco puedo reclamar tu libertad porque
ya no funciona para mí ese tema de pertenecer y poseer a otro, quiero que seas
libre porque es lo mejor que alguien puede tener, libertad sobre sí mismo. No
te pido tampoco que dejes de hacer todo lo que quieras hacer, ni que yo me
vuelva el centro de tu universo o mucho menos; nada más te pido que hagas lo
posible por quererme de verdad, y no lastimarme. También podría pedirte que
seas real, o que si existís aparezcas, te materialices en frente mío de la
forma que más te guste y formes parte de mi vida, aunque sea una parte
chiquita. Ya estoy cansada de escribirte tantas cosas dedicándole tanto tiempo
y no saber realmente si las vas a leer algún día, o si sabes que existo y que
te estoy esperando.
domingo, 9 de septiembre de 2012
Te vas a lastimar.
Voy a decirlo, te voy a lastimar. No es que pretenda hacerlo y con esto tampoco quiero decir que no vaya a intentar, pero es casi seguro que voy a lastimarte. Tampoco es que crea que tengo algún tipo de poder que te enrede a mí, o que sea mejor que cualquier otra, porque no, no lo creo así; pero estoy sujeta a los hechos, y como buena discapacitada emocional me rige mi pasado, un pasado que demuestra que voy a tener razón otra vez. Quizás es porque al final era cierto, y no estoy preparada para afrontar esto, el ser la necesidad de alguien; no estoy preparada hoy y no sé si voy a estarlo en algún momento. No puedo ser el complemento de otra persona cuando no sé lo que soy yo ni sé cómo mantener sanos los soportes de mi propia vida. La peor parte es que sí sé querer, soy especialista en querer. Querer locamente hasta enamorarme, hasta depender plenamente de otra vida. Pero con esto no puedo, no puedo dejar que dependas de mí, no puedo dejar que más nadie lo haga. Así que, básicamente pido perdón, por todo lo que no pasó pero pueda llegar a pasar. Perdón por intentarlo cuando sabía que no iba a funcionar, perdón por no avisarte si no lo hice, perdón por no controlar mi forma de ser para evitar que te guste. Disfruto mucho de la compañía, y del sentir que alguien está abriéndose paso en mi corazón, pero prefiero sufrir porque no pretenden estar ahí, que saber que quieren entrar cuando las puertas están cerradas. Perdé la llave, soltá el candado, date media vuelta y andate a otro lado. Estas paredes están muy arruinadas y en cualquier momento todo puede caerse a pedazos encima tuyo, y te vas a lastimar.
lunes, 3 de septiembre de 2012
Untitled
No hablemos más que tu silencio es mi gloria,
no existen fábulas dentro de esta historia.
Cambiamos de cielo a infierno sin meditación,
creyendo tal vez encontrar lo que nos hace falta.
Y nos vamos de acá, hacia algún otro lugar,
moviéndonos como locos sin detenerse a pensar.
Todos nos miran pasar, la gente comienza a hablar,
pero a mi qué me va a importar mientras podamos cantar.
Cuánto vamos a tardar
en entender que siempre va a ser así.
No espero nada de vos,
yo solo quiero que sigamos los dos.
Creciendo, aprendiendo, buscando caminos,
dándonos la fuerza que necesitamos
para no caer; y saber que nunca
se va a ver el sol, como ayer.
De pronto me doy cuenta, busco una respuesta
a lo que siento cuando freno y te miro a los ojos.
Porque seguís a mi lado aunque estés medio apagado,
no importa cuánto tiempo pase siempre nos encontramos.
Tal vez un rato solamente me siente a mirar,
cómo dejamos la vida pasar, sin darnos cuenta.
Y después de algún pero que me logre inventar
voy a tratar de escribir una canción como esta.
Cuánto vamos a tardar
en entender que siempre va a ser así.
No espero nada de vos,
yo solo quiero que sigamos los dos.
Creciendo, aprendiendo, buscando caminos,
dándonos la fuerza que necesitamos
para no caer; y saber que nunca
se va a ver el sol, como ayer.
Pero no te sorprendas si me ves con los brazos cruzados,
a veces no hay magia ni hay fuerza que pueda ayudarnos.
Lo importante es jamás olvidar que a pesar de los daños,
una mano y un par de sonrisas nos pueden salvar.
miércoles, 1 de agosto de 2012
No te hace falta.
¿Qué es lo que tengo adentro mío cuando todo lo que hay se siente igual que nada y tan insulso porque no estás vos?
¿Cómo se llama eso que se siente en el medio del pecho cuando me mirás a los ojos y sonreís de costado?
¿Qué es lo que tenés que volvés a mí como un boomerang cada vez que estoy a punto de olvidarte?
El tiempo va pasando y no importa lo que hagas o digas todo te remite a lo mismo, lo necesitás. Sí, aunque sean unos cuantos los que niegan y sostienen a muerte que no es cierto sabés que en realidad es así; necesitás tener a ese alguien. Necesitás a un alguien que prometa ser el que te va a mirar con ojos de quiero hacerte feliz, el que te haga reír y te diga la palabra justa en el momento justo para sacarte el mal humor, el que te compre las galletitas que más te gustan para merendar. Te hace falta una persona que te mime, que vea con vos tus películas favoritas aunque se aburra, alguien con quien caminar por la calle de la mano, que te abrace por la cintura, que te susurre al oído, que te robe un beso después de hacerte enojar. De vez en cuando sentís esa necesidad de dormir la siesta haciendo cucharita, sobre todo cuando afuera llueve y hace frío. Te das cuenta de la mucha falta que te hace ese individuo que complemente tu existencia y pretendés de pronto encontrar la solución mágica para pensar en otra cosa y olvidar el sentimiento de soledad que vos mismo te generaste gracias a algún activador sumamente mundano. Entonces una tarde te encontrás mirando el inicio del Facebook en busca de algo que te entretenga unos segundos más antes de darte cuenta que estás perdiendo otro día el tiempo, y cuando caés en la cuenta te entra el bajón y recordás. Recordas que estás solo, que no tenés a ese alguien que tanto te hace falta pero que el orgullo te impide reconocerlo. Para este altura caíste en un estado depresivo donde tu lista de reproducción cambió a todos temas lentos y con letras escritas por personas enamoradas a las que les rompieron el corazón o que viven amoríos desencontrados. Probablemente estés agarrando una taza de café con las dos manos o un pote de helado de un kilo, tenés los ojos hinchados y rojos y un paquete de pañuelos casi vacío rodeado de los que ya usaste. No claro, tenés razón, no necesitas a nadie... No seamos hipócritas, vayamos a lo evidente. No creo que el amor sea indispensable para estar feliz, pero que ayuda, ayuda. No hablo de amor eterno ni historias de Disney porque todos sabemos que Walt fue un morboso que esperaba ver miles de almas infantes y crédulas morir dentro de cuerpos púberes que se dieron la frente contra una realidad cruda y dura al ver que no existen los príncipes y ni las princesas y que hasta la historia más feliz tiene un final; no, todo eso son falacias. Hablo de una relación, no es ni siquiera necesario que sea formal o seria, simplemente que exista. Hablo de un intercambio de permisos, de un pongo y pones, un doy y recivo, esa sensación de que en parte alguien más es dueño de nosotros. La realidad es que en parte gozamos de saber que la felicidad de alguien depende de nosotros, y viceversa. Así como necesitás tenerlo para vos, necesitás que quiera tenerte. Necesitás saber que es tuyo y de nadie más, que te quiere a vos, que te necesita a vos, que te piensa a vos, que sos lo último que se imagina antes de dormir; porque vivimos quejándonos de que no somos libres y cuando llega la hora de la verdad, le regalaríamos nuestra libertad envuelta en papel plateado con un moño rojo y bien grande. Aunque pensándolo mejor no lo vas a hacer, porque después de ver cinco veces The notebook y llorar lo suficiente, te acordás que no necesitas a nadie.
¿Cómo se llama eso que se siente en el medio del pecho cuando me mirás a los ojos y sonreís de costado?
¿Qué es lo que tenés que volvés a mí como un boomerang cada vez que estoy a punto de olvidarte?
El tiempo va pasando y no importa lo que hagas o digas todo te remite a lo mismo, lo necesitás. Sí, aunque sean unos cuantos los que niegan y sostienen a muerte que no es cierto sabés que en realidad es así; necesitás tener a ese alguien. Necesitás a un alguien que prometa ser el que te va a mirar con ojos de quiero hacerte feliz, el que te haga reír y te diga la palabra justa en el momento justo para sacarte el mal humor, el que te compre las galletitas que más te gustan para merendar. Te hace falta una persona que te mime, que vea con vos tus películas favoritas aunque se aburra, alguien con quien caminar por la calle de la mano, que te abrace por la cintura, que te susurre al oído, que te robe un beso después de hacerte enojar. De vez en cuando sentís esa necesidad de dormir la siesta haciendo cucharita, sobre todo cuando afuera llueve y hace frío. Te das cuenta de la mucha falta que te hace ese individuo que complemente tu existencia y pretendés de pronto encontrar la solución mágica para pensar en otra cosa y olvidar el sentimiento de soledad que vos mismo te generaste gracias a algún activador sumamente mundano. Entonces una tarde te encontrás mirando el inicio del Facebook en busca de algo que te entretenga unos segundos más antes de darte cuenta que estás perdiendo otro día el tiempo, y cuando caés en la cuenta te entra el bajón y recordás. Recordas que estás solo, que no tenés a ese alguien que tanto te hace falta pero que el orgullo te impide reconocerlo. Para este altura caíste en un estado depresivo donde tu lista de reproducción cambió a todos temas lentos y con letras escritas por personas enamoradas a las que les rompieron el corazón o que viven amoríos desencontrados. Probablemente estés agarrando una taza de café con las dos manos o un pote de helado de un kilo, tenés los ojos hinchados y rojos y un paquete de pañuelos casi vacío rodeado de los que ya usaste. No claro, tenés razón, no necesitas a nadie... No seamos hipócritas, vayamos a lo evidente. No creo que el amor sea indispensable para estar feliz, pero que ayuda, ayuda. No hablo de amor eterno ni historias de Disney porque todos sabemos que Walt fue un morboso que esperaba ver miles de almas infantes y crédulas morir dentro de cuerpos púberes que se dieron la frente contra una realidad cruda y dura al ver que no existen los príncipes y ni las princesas y que hasta la historia más feliz tiene un final; no, todo eso son falacias. Hablo de una relación, no es ni siquiera necesario que sea formal o seria, simplemente que exista. Hablo de un intercambio de permisos, de un pongo y pones, un doy y recivo, esa sensación de que en parte alguien más es dueño de nosotros. La realidad es que en parte gozamos de saber que la felicidad de alguien depende de nosotros, y viceversa. Así como necesitás tenerlo para vos, necesitás que quiera tenerte. Necesitás saber que es tuyo y de nadie más, que te quiere a vos, que te necesita a vos, que te piensa a vos, que sos lo último que se imagina antes de dormir; porque vivimos quejándonos de que no somos libres y cuando llega la hora de la verdad, le regalaríamos nuestra libertad envuelta en papel plateado con un moño rojo y bien grande. Aunque pensándolo mejor no lo vas a hacer, porque después de ver cinco veces The notebook y llorar lo suficiente, te acordás que no necesitas a nadie.
martes, 3 de julio de 2012
Y quiero que me quieras.
Lo lindo de no tenerte es saber aunque sea que existís, que hay alguien ahí que me genera la sensación de te quiero aunque no lo sepas, y quiero que me quieras, alguien que de un modo diferente y sin saberlo, me hace bien. Lo bueno de tenerte indiferente o desinformado es que te conozco en tu manera más pura, tan vos como podrías ser con cualquiera, y aunque conocer el destino de este sentimiento que me inunda todos los días es algo que me intriga, me lo tomo con calma, porque no quiero apurar nada por más poco creíble y contradictorio que suene respecto a mis demás declaraciones; es cuestión de disfrutar (y un poquito padecer) tanto la trama como el desenlace de este capítulo de la historia. Lo mágico de conocerte es que fue hace tanto y a la vez hace tan poco, puede ser tanto pero todavía es tan poco, y todas las cosas que voy descubriendo, así como las que me dejas ver, me gustan. Una mirada tan cálida y pacífica, una sonrisa tierna y unos ojos brillantes que a veces son tristes y a veces alegres, pero siempre dulces. Pasiones tan símiles a las mías, una canción y un partido de fútbol, una guitarra, una voz, una camiseta. La verdad no sé qué va a ser de la vida de acá a mañana, pero sí sé que quiero tenerte cerca, incluso si no te das cuenta por qué. Quiero que lo que no digas y lo que no des me haga tan bien como lo que dejás escapar para brindar, porque no quiero más dolor en mi alma, quiero ferviente rubí fluyendo por mi venas aunque sea solo por verte, y que todo lo demás... no importe.
viernes, 15 de junio de 2012
Las pequeñas cosas.
Me desmorono cuando pienso lo difícil que se torna la vida a medida que pasa el tiempo junto con él mis vivencias. Miento, y de seguro tiene algún cifrado oculto mi error, porque al decir mis vivencias estoy siendo falsa y egoísta. Principalmente me engaño a mi misma, ya que suelo ser más atenta a las vivencias ajenas y a contrariarme más por ellas. Los años vinieron pesados y se dieron de frente contra una pared de pensamientos encontrados que descansaban, aunque inquietos, en algún recóndito rincón de mi absurda y algo retorcida mente. Es claro que no exagero y puede verse a simple vista, en mi actitud, en mi persona, en mi forma de escribir con un léxico no apto para cualquiera y juegos de palabras que sólo existen con el fin de la armonía visual y la confusión del lector. No es que el motivo de todo texto que escribo sea enredar ideas para así entretener o confundir, sino más bien es que siento que a veces, las cosas que quiero dejar salir no tendrían que verse. Es así, no siempre siento que realmente desahogarme sea correcto dejando a la luz todo aquello que me atormenta. Estos últimos años de mi vida, y con ello me refiero a lo que abarca mis cuatro actualmente vívidos años de secundaria, la plena adolescencia, los sentimientos a flor de piel, han sido de lo más complejos y exhaustivos, repletos de conflictos y pesares. Considero que es posible recopilar, en algún momento de mi vida, un centenar de experiencias que sorprenderían a más de uno. Quiero dejar en claro que no creo ser mejor ni más que nadie, sino más bien todo lo contrario. Mi personalidad me prohíbe pensar en mi de forma positiva y creo que me aquejan traumas infantiles y adolescentes que mutan en existencialismos. Me someto así al no-entendimiento propio, a la contradicción interna. Creo en mí como personalidad, como ser capaz de modificar para bien o para mal consciente o inconscientemente, mas no creo en mí, como un yo... No sabría cómo explicar a qué me refiero exactamente, hay tantas cosas en mi que no comprendo, como por empezar, el simple hecho de no poder persistir con un gusto por lo rápido que me aburro de las cosas. Soy insaciable, mi esencia se nutre de investigar qué hay más allá de lo que ya tengo, de lo que pude alcanzar, y siempre estoy en busca de nuevas cosas. Tal vez pueda atribuir entonces a esto, las múltiples situaciones que viví, tan extremas, como culpando a mi curiosidad de no cuidarse al encontrar el límite y siempre intentar cruzarlo. Así es como a los dieciséis años, con los que cuento hoy, conozco tantas o más sensaciones y situaciones, que quien vivió plenamente una extensa estadía en este mundo. Sé como se siente la tristeza y la felicidad plenas, sé lo que es amar y ser amado, sé lo que es el acostumbramiento y la rutina y por lo tanto sé cuánto la odio. Sé lo que es romper un corazón y cómo se siente la culpa y el dolor del alma. Sé lo que se siente el ultraje, el sentirse violado como persona, como ser con derechos y capacidad de elección. También conozco el dolor de la pérdida, el olvido, la negación, el recapacitar y la aceptación pero la eterna memoria. Sentí el que no me entiendan, sentí que estaba sola, sentí que no había razón ni sentido, sentí mi existencia como un enorme por qué, sentí miedo por eso, después sentí que estaba muerta, y entonces sentí calma. Sé lo que es estar enfermo, no amarse o siquiera apreciarse; se lo que es la confusión, un triángulo amoroso, sé cómo se siente el no tener control sobre uno mismo e incluso el no tenerlo sobre la posible existencia de otro ser, consecuencia de mis propios actos. Sé lo que es pensarse un posible asesino, sé lo que es romper tus propios principios, sé lo que es la satisfacción de no tener que hacerlo y la culpa que un what if puede generar. Conozco el descuido, la presencia física más el total desinterés, sé lo que es que te engañen, que te escupan en la cara mil verdades aunque hieran, conozco cada una de esas cosas y más. Pero por sobre todas las cosas aprendí al estar muerta, que no hay nada más de este lado y en este momento, que vivir, porque es todo por lo que estamos acá; y entonces fue cuando resucité. Resucité para dar lugar al comprender, al entender que no existe en este mundo otra cosa que sea irreparable más que la misma muerte. Todo aquello malo que uno vive, así como también lo bueno, es lo que nos forma como personas, y tal vez es por eso que creo en mí en ese sentido, porque tengo mucho material como para no hacerlo. Miles de duras vivencias forjaron mi personalidad, una diferente, única (porque todos lo somos), pero más que nada extraña. Por ser diferente uno no es raro, más bien la concepción de raro es algo que es muy juzgable. Soy tan poco pero tantas cosas juntas, así soy yo: Loca, inestable, incoherente, la que siempre escucha, la que pocas veces habla. Soy intuitiva, curiosa, divertida, racional, la que siempre encuentra un pero, la que igual actúa. Soy maniática, mañera, amiga, amante, novia, fiel, la que le cuesta dejarse cuidar, la que lo necesita mucho. Soy cariñosa, muy apegada a los afectos, selectiva, estratégica, rebuscada, la de los ideales claros, la de las medias tintas. Soy creativa, pensante, detallista, dotada de sentidos agudos, la conformista, la que siempre quiere un poco más. Finalizo en que soy mil y un cosas más, para no nombrarlas y seguramente, olvidarme de alguna importante. Hace casi nada me dijeron "lo importante es que sos" y yo no lo veo tan así. Lo importante no es ser, sino hacer. ¿Para qué quiero ser si no modifico nada? Así cierro por ahora, como dejando en el aire, sin releer lo que seguro son frases inconexas en este texto, la idea por la cual comencé a escribir. Así me despido hoy, una vez más como otras tantas, dando a notar lo inoperante de mi cerebro un viernes por la tarde donde planes esperados fueron frustrados, y dejando ver una vez más las causas de mi forma, los motivos de mi ciclotimia galopante, y tantas otras cosas más.
sábado, 26 de mayo de 2012
Dando vueltas.
No es que seas el dueño de mi alma,
no es que puedas controlar mi sentir,
ni que tengas algo más que ese poco de magia,
que me hace falta para dar sin recibir.
Es que es tu risa la que me hace respirar,
solo tu voz me da la calma que siempre quise,
y la paz que me brindas quiere ser guerra
cuando te vas, cuando estás lejos.
Entre algunos versos aparecen besos,
detrás bailan nuestros cuerpos
y después quién sabe.
Que te necesito, que ya te olvidé,
que te quiero tanto, que no vuelvas más,
pero a dónde estás? Hoy te extraño más.
Porque somos dos humanos que no pueden ver
cuando es próximo el amor
y se vuelve peligroso un frenesí,
aunque no lo admita, tal vez si lo vi.
Será tu esencia la razón o el por qué
de que mis noches las pase en vela,
o solamente el perfume de tu ropa,
o la locura de tu boca recorriendo mi piel.
Porque hacen falta dos para encenderse
y tan poco de ambos para enloquecer
que se vuelve tan simple no saber,
Si te necesito, o ya te olvidé,
que te quiero tanto, que no vuelvas más,
pero a dónde estás? Hoy te extraño más.
Ya no caigo en redes de amores baratos,
ni me dejo enredar por cuestiones de un rato
que sin vueltas dejan claro, no serán de perdurar.
Ahora queda poco y nada por decir,
está en riesgo la salud de un corazón,
del que se abre hoy, canta esta canción,
se queda con vos y no quiere nada más, que tu calor.
Y después del rock todo está tan raro,
que en mi cabeza ya se puede bailar,
dando vueltas, vueltas vueltas tantas doy.
Que te necesito, que ya te olvidé,
que te quiero tanto, que no vuelvas más,
pero a dónde estás? Ya no puedo más.
no es que puedas controlar mi sentir,
ni que tengas algo más que ese poco de magia,
que me hace falta para dar sin recibir.
Es que es tu risa la que me hace respirar,
solo tu voz me da la calma que siempre quise,
y la paz que me brindas quiere ser guerra
cuando te vas, cuando estás lejos.
Entre algunos versos aparecen besos,
detrás bailan nuestros cuerpos
y después quién sabe.
Que te necesito, que ya te olvidé,
que te quiero tanto, que no vuelvas más,
pero a dónde estás? Hoy te extraño más.
Porque somos dos humanos que no pueden ver
cuando es próximo el amor
y se vuelve peligroso un frenesí,
aunque no lo admita, tal vez si lo vi.
Será tu esencia la razón o el por qué
de que mis noches las pase en vela,
o solamente el perfume de tu ropa,
o la locura de tu boca recorriendo mi piel.
Porque hacen falta dos para encenderse
y tan poco de ambos para enloquecer
que se vuelve tan simple no saber,
Si te necesito, o ya te olvidé,
que te quiero tanto, que no vuelvas más,
pero a dónde estás? Hoy te extraño más.
Ya no caigo en redes de amores baratos,
ni me dejo enredar por cuestiones de un rato
que sin vueltas dejan claro, no serán de perdurar.
Ahora queda poco y nada por decir,
está en riesgo la salud de un corazón,
del que se abre hoy, canta esta canción,
se queda con vos y no quiere nada más, que tu calor.
Y después del rock todo está tan raro,
que en mi cabeza ya se puede bailar,
dando vueltas, vueltas vueltas tantas doy.
Que te necesito, que ya te olvidé,
que te quiero tanto, que no vuelvas más,
pero a dónde estás? Ya no puedo más.
domingo, 8 de abril de 2012
Consecuencias.
A todos nos gusta pasarla bien, es la mejor forma de disfrutar de la vida a pleno. Todo está bien, podemos estar con quién queramos el tiempo que queramos, hacer lo que queramos, actuar como queramos sin preocuparnos por las consecuencias, pero eso no quita que existan. Todo está bien, todo es risas, hasta que llega esa persona que te confunde, y al final terminamos sabiendo que lo único que queremos es regalarle nuestra libertad a ese alguien. Llegaste, me diste vuelta el mundo y pusiste un límite, un límite que no pierdo el tiempo en cruzar porque sé que lo único que voy a conseguir es pasarla peor. Me enredaste, con tu desinterés te llevaste mi calma. Te pienso y me molesta el pecho, en la panza siento ese nudo de nervios, nervios de que llegue el momento en que tenga que aceptar que sí me importas, y a la vez, que esto no va a ningún lado. A todos nos gusta pasarla bien, pero también a todos nos pasa que un día y en el momento que menos lo esperabas, alguien entra en tu mundo y destruye toda la estructura que tenías armada.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Éxtasis.
Tu piel rosando la mía, melodías salvajes revotando contra nuestros cuerpos, inundando cada parte de nuestros cerebros. El ácido haciendo efecto, generando sensaciones extrañas, desconocidas. Sube la temperatura, queman los sentidos. Nos movemos con el beat que mantiene nuestros corazones latiendo, nos movemos como uno solo. No hay límites en esta dimensión donde nos encontramos hoy, ahora. Estamos viviendo la vida como si cada segundo nos acercara a la nada, porque a cada segundo ahí es donde vamos. Shocks de placer, se siente todo tan bien. Estamos en el éxtasis total, pero seguimos bailando, bailando por nuestras vidas, bailando como si no importara nada. Bailamos porque no importa nada, porque toda la gente que está alrededor es simplemente insignificante cuando estamos juntos. Siento que tiras de mi pelo, gozo, grito, pero el sonido es sordo. Sabemos que la noche tiende a terminar, disfrutamos el momento hasta el final. Nuestras cabezas se calman, el calor solo se siente en la yema de los dedos. Te acaricio el pelo mientras me abrazas tirados en algún rincón del lugar. Pero cuando menos lo imagines, voy a tomar mis cosas y partir, sé que no me vas a acompañar, no estamos preparados para nada, mucho menos algo tan intenso. No voy a mirarte a los ojos antes de irme, por más que lo sé, no quiero leer en ellos ese "esto no va a ninguna parte" que tu boca no se anima a soltar. A veces me gusta convencerme un poquito de que esto alcanza, que instantes fugaces a tu lado llenan mi vida de magia. También a veces me gusta auto-gestionarme la idea de que te necesito, así al menos tengo un algo en qué pensar. No sé si te necesito, sé que tenés poder sobre mí, porque mi carne es débil. Vosiyo, tu piel rosando la mía, tu cuerpo y mi cuerpo.
jueves, 23 de febrero de 2012
Way to happiness
Buscar desesperadamente el camino correcto a la felicidad. Cometer errores, caer, pero siempre levantarse. Tal vez pensar un poco menos y actuar más sea de ayuda, necesito ayuda. Dejar que las cosas pasen como tengan que pasar sin forzar un destino anónimo de existencia dudosa y no dejar que los viejos tropezones te inhiban a seguir. Agarrame de las manos y no me sueltes, que a veces me hace falta alguien que me obligue a no clavarme las uñas. Las huellas en mis palmas me recuerdan momentos tristes, pero pasados. Necesitar dejar atrás las experiencias dolorosas, sin olvidar lo que me enseñaron para así, limpiar mi alma de negros sentimientos. Y quizás, aprender a odiar, solo un poco, aquellas cosas que no me hacen bien, para así disfrutar más las que me hacen feliz. Debería aprender a quererme y dejar de juzgar mi persona en cada aspecto de su pequeña existencia. Eso soy, soy minúscula dentro de una marea humana de personalidades, pero aún así valgo la pena. Soy un grano de arena más que mantiene la playa en su forma. Estar ahí parado, junto a tantos otros, viviendo, buscando la forma de llegar al mar para ser parte de algo diferente, algo más grande. Recúerdenme que de frente al mar todo se ve mejor, que lo cristalino de las aguas de algún lugar siempre va a hacer brillar mis ojos y latir mi corazón. Después de todo eso, me queda no olvidar respirar, o en todo caso, olvidarlo solo a veces. Cuando algo te sorprende, cuando la felicidad colma tus pulmones. Cuando todo duele. Cuando sentís que el amor te toca. Olvidar respirar, como muestra de que hay algo ahí más importante que pensar en vos mismo. Siempre pensar en vos mismo, pero aún así nunca dejar de pensar en los demás. Estar en paz con tu persona.
miércoles, 1 de febrero de 2012
Tan simple como complejo.
A veces pienso que la lluvia es una representación clara de la vida, de cómo las cosas caen por su propio peso. Cómo llegan a tu vida repentinamente, en una acción casi fugaz, y de un momento para el otro, ya no están. Aparecen, te golpean si aviso, te hacen feliz o no, y después se van. Dejan frío y dejan recuerdos, dejan soledad, pero nada más. O tal vez está hecha para purificar almas, quién sabe. Yo me siento mágica, única bajo la lluvia. Pero quizás, tal vez, es simplemente un fenómeno atmosférico, que se genera por la condensación del vapor de agua contenido en las nubes. Uno nunca sabe con certeza por qué pasan las cosas, cómo se producen. Es decir, ¿Cuál es el motivo por el que uno se enamora? o también, ¿Por qué uno tiene que chocar contra algo y caer? ¿Cuándo va a ser el día que tengas todo eso que tanto esperaste? ¿Cómo es morir? A veces sólo me paro bajo la lluvia y miro el cielo, después el suelo. Las gotas caen, simplemente eso hacen. Así es la vida de simple y compleja. Las cosas pasan sin que prestemos mucha atención, pero uno nunca sabe realmente, por qué.
viernes, 27 de enero de 2012
Y soñé pasiones locas con vos.
Anoche fue una noche extraña de esas que te dejan pensando a la mañana siguiente. Anoche tuve una de esos momentos donde decidís que se acabó tu vida y te vas a dormir con cara larga y el alma fría. Anoche vi una película, una de esas películas que no te dicen nada pero te dicen todo, de esas simples donde se refleja tu posible realidad. Bah, realidad dentro de su relatividad. Anoche soñé, y eso ya es extraño porque hace tiempo que no soñaba; pero no sólo soñé, sino que tuve dos sueños en la misma noche. Acostumbro no recordar con claridad, o simplemente no recordar los sueños y atormentarme con cada detalle de una pesadilla. Anoche fue distinto, porque soñé con él y lo recuerdo todo. No voy a decir quién es él ni cómo es, tampoco es que le diga él como si fuera único o especial, porque no es alguien importante. Últimamente mi él tiene tantas personas ocultas detrás que ya es indiferente. Distinto es cuando te hablo a vos. Pero volviendo al punto, soñé con un él. Un poco debo admitir que es un él en el que pienso bastante, pero del que no hablo demasiado y al que le quito peso si lo hago. El sueño era extraño y poco real, salvo en el diálogo que parecía totalmente auténtico. Su fuerza era ridícula y me hacía sentir increíble, él me hacía sentir deseable, porque claro, era solo un sueño. Era todo casual pero semi premeditado, como de esperarse. El caso es que él me poseía por completo, y yo estaba en mi mejor momento. Por el tiempo que duró ese sueño sentí que ahí es a dónde pertenecía, contra la pared amoldada a su torso desnudo. Soñé pasiones locas con él y sí, lo disfruté. El sueño se desencadenó de la mejor manera pero en algún momento algo pasó y el amanecer con cosquillas en la punta de los dedos me fue imposible. Se armó un vacío, y seguido a esto un sueño recurrente. Recurrente porque sé que lo sueño miles de veces desde hace ya mucho tiempo, pero esta vez fue diferente porque lo único que supe sobre ese sueño en la mañana fue que ya lo había soñado y que no era uno bueno porque me desperté asutada y sin aliento. No recuerdo nada del sueño, nada en absoluto. No sé con qué tenía que ver ni por qué lo soñé pero le tengo odio y si lo sigo soñando voy a presentar una causa contra mi cerebro tóxico y arruinado.
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