miércoles, 1 de febrero de 2012

Tan simple como complejo.



A veces pienso que la lluvia es una representación clara de la vida, de cómo las cosas caen por su propio peso. Cómo llegan a tu vida repentinamente, en una acción casi fugaz, y de un momento para el otro, ya no están. Aparecen, te golpean si aviso, te hacen feliz o no, y después se van. Dejan frío y dejan recuerdos, dejan soledad, pero nada más. O tal vez está hecha para purificar almas, quién sabe. Yo me siento mágica, única bajo la lluvia. Pero quizás, tal vez, es simplemente un fenómeno atmosférico, que se genera por la condensación del vapor de agua contenido en las nubes. Uno nunca sabe con certeza por qué pasan las cosas, cómo se producen. Es decir, ¿Cuál es el motivo por el que uno se enamora? o también, ¿Por qué uno tiene que chocar contra algo y caer? ¿Cuándo va a ser el día que tengas todo eso que tanto esperaste? ¿Cómo es morir? A veces sólo me paro bajo la lluvia y miro el cielo, después el suelo. Las gotas caen, simplemente eso hacen. Así es la vida de simple y compleja. Las cosas pasan sin que prestemos mucha atención, pero uno nunca sabe realmente, por qué.

1 comentario:

  1. Tal vez no haya un porqué, señorita. Y tal vez convenga buscarles, más bien, un para qué a las cosas.
    No aflojes, piba, que quedan millones de cosas por vivir.
    Abrazo.

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