miércoles, 14 de marzo de 2012

Éxtasis.

Tu piel rosando la mía, melodías salvajes revotando contra nuestros cuerpos, inundando cada parte de nuestros cerebros. El ácido haciendo efecto, generando sensaciones extrañas, desconocidas. Sube la temperatura, queman los sentidos. Nos movemos con el beat que mantiene nuestros corazones latiendo, nos movemos como uno solo. No hay límites en esta dimensión donde nos encontramos hoy, ahora. Estamos viviendo la vida como si cada segundo nos acercara a la nada, porque a cada segundo ahí es donde vamos. Shocks de placer, se siente todo tan bien. Estamos en el éxtasis total, pero seguimos bailando, bailando por nuestras vidas, bailando como si no importara nada. Bailamos porque no importa nada, porque toda la gente que está alrededor es simplemente insignificante cuando estamos juntos. Siento que tiras de mi pelo, gozo, grito, pero el sonido es sordo. Sabemos que la noche tiende a terminar, disfrutamos el momento hasta el final. Nuestras cabezas se calman, el calor solo se siente en la yema de los dedos. Te acaricio el pelo mientras me abrazas tirados en algún rincón del lugar. Pero cuando menos lo imagines, voy a tomar mis cosas y partir, sé que no me vas a acompañar, no estamos preparados para nada, mucho menos algo tan intenso. No voy a mirarte a los ojos antes de irme, por más que lo sé, no quiero leer en ellos ese "esto no va a ninguna parte" que tu boca no se anima a soltar. A veces me gusta convencerme un poquito de que esto alcanza, que instantes fugaces a tu lado llenan mi vida de magia. También a veces me gusta auto-gestionarme la idea de que te necesito, así al menos tengo un algo en qué pensar. No sé si te necesito, sé que tenés poder sobre mí, porque mi carne es débil. Vosiyo, tu piel rosando la mía, tu cuerpo y mi cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario