jueves, 7 de febrero de 2013

The past

El pasado se viste de maneras extrañas, como si de la moda misma estuviéramos hablando. Usa ropas de colores, holgadas, ajustadas y oscuras, brillantes, claras y elegantes, sobrias y cordiales, siempre adecuado para la ocasión. En él se ocultan verdades y traumas que te persiguen o acosan por el calendario como tu sombra en la pared de la vereda del sol. También guarda los recuerdos de momentos tan preciosos, como aquel día en que conociste al que pudo haber sido el amor de tu vida, y la siguiente vez que sentiste eso, y la siguiente. El pasado es una secuencia de acontecimientos que conforman las vivencias de cada persona, también es el que moldea la personalidad y el mismo que te enseña algo nuevo a cada paso. El pasado es todo lo que somos y por él estamos acá, por eso no quiero dejarlo ni olvidarlo jamás. Me aferro al pasado porque es la única certeza que tengo de que todo es real, o al menos es lo que me es más fácil creer, porque la realidad es relativa, y a la vez es el único que me permite buscar un futuro distinto intentando no cometer los mismos errores. Entonces me gusta viajar de la mano con todas esas cosas que viví aunque me hayan hecho mal, porque cada una de ellas me dejó algo. Me sujeto fuerte como entrelazando los dedos para que no se escape, para que no me deje sola en este caos, pero le suelto el meñique, para ser feliz.

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